Arte y esoterismo, una amistad oculta

Serie de notas sobre diferentes movimientos del arte moderno con conceptos claros para todos.

Con el descrédito de la razón proclamada por los pensadores de la posmodernidad ciertos teóricos vuelven a valorar una forma del pensamiento que había sido enterrada. Muchos críticos de arte no supieron ver en la obra del siglo veinte la vinculación de los artistas con el pensamiento esotérico. La obra de Wasily Kandinsky (mil ochocientos sesenta y seis- mil novecientos cuarenta y cuatro) y Piet Mondrian (mil ochocientos setenta y dos-mil novecientos cuarenta y cuatro), por poner un ejemplo, fue reducida a un mero formalismo sin tomar en consideración sus adhesiones a la teoría teosófica que promovía el conocimiento intuitivo. No siempre y en todo momento el público general ha entendido el arte abstracto, cara mil novecientos diecinueve ciertos artistas prefirieron emplear el color simbólico en lugar del color natural, los signos a la realidad percibida, y también ideas en lugar de la observación.

Sebastian Hidalgo Sola te ha compartido esta nota

Conforme el estudioso Maurice Tuchman (n.1936) el estudio de las corrientes del pensamiento esotérico en el arte fue enterrado por ciertos críticos que redujeron los signos y colores simbólicos a un mero esteticismo. El de Norteamérica Alfred Barr (mil novecientos dos-mil novecientos ochenta y uno), por servirnos de un ejemplo, vio el arte abstracto con una lógica evolución del cubismo en su obra Cubismo y abstracción (mil novecientos treinta y seis) y incitó la crítica formalista en el estudio del arte de la misma época que los USA. De exactamente la misma forma, su compatriota Clement Greenberg, cuya carrera empezó cara finales de mil novecientos treinta, exaltó los logros formales de Henri Matisse, Pablo Picasso, Wassily Kandinsky y Piet Mondrian, sin tomar en consideración su contenido simbólico, al tiempo que —con exactamente la misma actitud— Harold Rosenberg aseveraba que los pintores del expresionismo abstracto “pintaban solo por pintar” y que el cuadro era “una arena dónde actuar, en lugar de un espacio donde reproducir un objeto real”. Cuando se estudia el conocimiento esotérico en arte se utiliza un léxico que sostiene la vaguedad de lo inefable de lo que no se puede nombrar. Por poner un ejemplo, misticismo es la unión del individuo con la realidad última, y el ocultismo se vincula con fenómenos alcanzables solo a aquellos que fueron iniciados. La base de todo este conocimiento es la convicción de que el cosmos es único y vivo y en el que espíritu y materia son indivisibles; la naturaleza inefable de nuestras de estas ideas destaca el empleo de símbolos. El interés en la mística y el ocultismo derivó en la capacitación de diferentes conjuntos interesados en la vida interior y con una falta de confianza básica cara el planeta de las apariencias y de los valores materiales. Por eso muchos pintores hayan evitado la figuración y se hayan nutrido de la geometría Sagrada con una forma de describir el planeta. El estudioso Robert Lawlor (n. mil novecientos treinta y ocho, autor de Sacred Geometry: Philosophy and practice (mil novecientos ochenta y nueve) y otros libros) mantiene que los diagramas geométricos pueden ser contemplados como instantes de inmovilidad que revelan una continua y también intemporal acción universal en general oculta a nuestra percepción sensorial. La numerología fue asimismo un recurso de los artistas para mencionar a la inefable, para esta disciplina cada número no representa únicamente cantidad, sino está empapado de calidad; de tal forma, sigue Lawlor “la dualidad, la trinidad o bien la tétrada no son bien simples compuestos de 2 3 o bien 4 unidades, sino son un todo o bien una unidad en sí, cada una de ellas con sus pertinentes propiedades”. El número 1 representa el principio de la unidad absoluta y como tal símbolo de Dios, se representa con un punto; el dos representa el principio de la dualidad y el poder de la multiplicidad, se representa con una línea en tanto que 2 puntos definen una línea; con el tres se da un salto cualitativo fundamental, puesto que este número tiene su expresión formal con el triángulo, 3 puntos unidos por una línea producen la superficie. Para la tradición pitagórica los números son ambiguos o bien sexuados, activos o bien pasivos, espléndidos o bien avariciosos, tienen sus atracciones y repulsiones, su familia, sus amigos y sus contratos de matrimonio. Los 4 líderes de la abstracción europeas de principio de siglo, el ruso Wassily Kandinsky, el holandés Piet Mondrian, el ruso Kasimir Malevich y el checo Frantisek Kupka, fueron influidos por lecturas de teosofismo.

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